En la amplitud de seres imaginarios, la criatura se erige como uno de sus principales pilares creativos: desde los territorios especulativos de la ciencia-ficción hasta los inhóspitos recovecos del terror, transitando entre las páginas, pantallas y partituras de nuestra amplia diversidad de culturas. Dentro de la relación que guardan las criaturas con la ciencia, son conocidos los modelos de representación artística y cultural que han tejido un amplio abanico de posibilidades donde encuentran sus puntos de intersección: monstruosidades nacidas de probetas, animales gigantes y otras alteridades biológicas, cruces entre organismos y maquinarias, mutantes, zombis, etc. Autores como Mary Shelley, H.G. Wells o R.L. Stevenson cultivaron los orígenes de este nexo desde la literatura. Otros, como David Cronenberg, Mark Schultz, Frank R. Paul, H.R. Giger o Karla Zimonja, continuaron desde el cine, el cómic, las artes plásticas, la escultura o los videojuegos, respectivamente. Todos ellos, entre muchos otros creadores y creadoras, dan buena cuenta de la relevancia existente entre la ciencia y las criaturas; y de cómo sus temáticas, puntos de unión y planteamientos recorren nuestro caleidoscopio cultural.