Una pandemia más lejana inspirada en Poe

Emma Planchón

Si hablamos de pandemia, de confinamiento y de miedo, seguramente suene de algo, ¿verdad? Aunque nos recuerda al tiempo de COVID, hay que pensar que las pandemias no son algo nuevo, sino que ya existían hace muchos siglos.

De hecho, fue la causa de la inspiración de Edgar Allan Poe para escribir su obra La máscara de la muerte roja, que nos cuenta cómo un grupo de personas, tras la voluntad de su gobernador, se ha encerrado para vivir en el lujo y las fiestas, mientras el resto muere indefectiblemente a causa de la enfermedad.

Este mismo cuento ha inspirado a un grupo de amantes del cine y, en particular, a Diego Amorós García. Al presentar el cortometraje, Diego no ha podido contener sus lágrimas. Lo que empezó como un proyecto de amigos con rodaje reducido a los fines de semana, en una casa de colegas y en otra de los abuelos del propio Diego, se convirtió en un cortometraje que ve la luz 50 años después.

A los 16 años, el director autodidacta empezaba ya a tocar la cámara. Han resuelto varias piezas, las tres primeras mudas, ya que era una época complicada para hacer cine. La cuarta, La muerte roja, es la primera que cuenta con doblaje, grabado por encima con magnetófono. Casi parecía no tener fin, los actores parecían estar al límite con un rodaje que se antojaba interminable, pero lo han conseguido. Para los estudiantes es una inspiración porque, como comenta Diego, aunque tenían poco material y muchas ilusiones, han trabajado duro y eso es lo que cuenta para hacer cine.

Hemos conseguido charlar un poco con él sobre su experiencia en el cine:

P: Es un poco curioso elegir hablar de la muerte roja, ¿tienes alguna razón en particular para haber elegido este tema?

No, ninguna razón, nos hemos reunido con el grupo ACAI (Agrupación Cinematográfica Amateur Ilicitana) y todos han puesto ideas y esa fue la que más nos parecía interesante realizar.

P: ¿Nos puedes contar un poco la historia de este grupo, ACAI?

Todo empezó cuando otro compañero y yo decidimos grabar un pequeño corto de 3 minutos hecho sobre la marcha, sin guion ni nada. Teníamos inquietud por el cine, pero poco equipo, solo una cámara para grabar en Super-8 y poco más. Al final nos ha salido bien y, cuando hemos hecho una entrevista con un periódico, hemos pensado en juntar gente a la que les gustaba hacer cine. Nos sorprendió mucho que haya tanta demanda, sobre todo en otros lugares como Alicante. Entonces nos reunimos y pusimos las bases para crear la Agrupación Cinematográfica Amateur Ilicitana.

P: ¿Cuál era el nombre de este primer corto que habéis grabado?

Se llama El robo: es la historia de alguien que abre la puerta de su casa y se da cuenta de que alguien la ha forzado. Encuentra al ladrón, le persigue y se pelean hasta llegar a una duna por alguna playa. Aparece un guardia civil que coge al ladrón y le mete en la cárcel. Tampoco teníamos mucho dinero que gastar, así que lo hemos hecho sencillo, pero nos ha gustado y ya teníamos ánimo para seguir.

P: Tu inspiración para La muerte roja ha sido la historia de Edgar Allan Poe, ¿cuál es tu experiencia con esta obra?, ¿dónde la conociste?

En su época fue conocida, dentro de las lecturas que hacíamos, sobre todo yo porque me gusta mucho leer. Estaba la historia y, como me llamó la atención, me la quedé en la mente.

P: Hoy se proyecta tu cortometraje con ocasión de su 50 aniversario, ¿qué efecto te provoca?

Fue una sorpresa total, no me lo esperaba. Hay algún momento en el que está todo guardado en el cajón y no piensas que va a salir nunca más, pero, sobre todo, me da mucha alegría.

P: ¿Han sido proyectados varias veces tus cortometrajes?

No, nunca. Algunos los hemos presentado a festivales, pero no los han escogido.

P: ¿Sigues ejerciendo como director a día de hoy?

Ahora no, de hecho, nunca fui director como trabajo, era una actividad que hacía por mí. He hecho varias películas y ha llegado un momento en el que dejé de hacerlas, solo las dirigí, y, después, se acabó.

P: Has hecho varias piezas, ¿tienen algo en común?

Sí, todas tienen una preocupación por el tema de naturaleza, el tema laboral y social, la sociedad y los reprimidos… Mi obra más importante era la producida por el ayuntamiento. Han hecho un festival de guiones hace varios años y el premio era verla llevada al cine.

P: Si tuvieras que elegir el universo de uno de tus cortos para vivir en él, ¿cuál sería y por qué?

Sería Camello camellera, es un mundo surrealista donde todo es más divertido, más gracioso, en fin, un mundo más feliz y todo fantasioso e imaginario.

P: ¿Cuánto tiempo tomaría convencerte de vivir en La muerte roja?

Tocaría mucho para convencerme, que creo que esta epidemia es todavía peor que el COVID. De hecho, ahora el corto tiene más impacto porque nos podrá recordar a nuestra propia situación.

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