Children of Corn y ¿Quién puede matar a un niño?

Adán Pagán

La Doctora Marta Miquel-Baldellou nos ha regalado una importante aportación a las comunicaciones de hoy, a través de una comparación de los elementos de ¿Quién puede matar a un niño?, de Narciso Ibáñez Serrador, y Children of Corn, de Stephen King.

La intervención de Miquel-Baldellou ha traído a colación los elementos del folk horror, la importancia cultural de la primera película e incluso ha añadido sus propios elementos que resultan ser parte del género.

Para este análisis ha tenido en cuenta los ya mencionados elementos del folk horror de Adam Scovett: el entorno agreste (la corriente tan fuerte que podría llevar cualquier cosa, en la española; el titánico campo de maíz donde cualquiera se podría perder, en la inglesa), el aislamiento (en la española, donde los personajes se ven como extraños al interactuar con gente de allí; en la inglesa, ya que la ciudad siempre aparenta estar vacía), un sistema de creencias desviado (maltrato infantil, en la española; presencia en la religión para los niños, en la inglesa) y un incidente climático (la paliza al anciano o la piñata humana, en la española; la muerte de las autoridades, en la inglesa).

También ha tenido en cuenta los elementos como la historia (la guerra civil española con su incertidumbre política y la guerra de Vietnam con los movimientos de contracultura adyacentes), la religión (el confesionario, en la española; el renacimiento a través de la reconversión, en la inglesa) o el conflicto intergeneracional (la respuesta lógica al abuso en los conflictos internacionales a los niños, en la española; la ausencia de figuras paternas, en la inglesa).

Al final del camino es evidente que ambas piezas se parecen en diversos aspectos, ambas son parte esencial del folk horror y que uno de sus aspectos (el conflicto intergeneracional) es parte esencial del mismo género.

Algunas trataban los elementos esenciales del género, en varias ocasiones mencionando los estándares sugeridos por Adam Scovell; otros añadían sus propios elementos de lo que consideraban el género, ya fuese por razonamientos diferentes o por las modificaciones al cambiar de medio, como ocurre en los videojuegos o en los juegos de rol.

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