18 Nov Rafael Pomares: «Nos basamos en Hitchcock, en la escena de la bañera de Psicosis»
Adán Pagán
La pasada tarde, el 17 de noviembre, Rafael Pomares Peral, miembro de la Agrupación Cinematográfica Amateur Ilicitana (ACAI), nos concedió una entrevista antes de la proyección de su corto, Después de la boda (1980).
Rafael Pomares y Jaime Quiles han presentado una ponencia sobre el corto y carrera de Rafael, quien nos ha otorgado la oportunidad de entrevistarlo con el objetivo de redescubrir a uno de los cineastas ilicitanos que formaron parte de la tesis doctoral de Jaime Quiles.

P: Quiero empezar haciendo un repaso a tu carrera. Empecemos por el inicio, no de tu cine, sino de tu arte. Naces en Elche, estudias en el Instituto Laboral y empiezas haciendo pequeñas obras de marionetas con once años. ¿Cómo te viste interesado en el teatro? ¿Qué te llamó la atención de este medio artístico?
R: Bueno, pues en el Instituto Laboral precisamente se formó un grupo para hacer marionetas, y entonces necesitaban a alguien que pudiera cambiar las voces, que no fuera una sola voz: voz de bruja, voz de ogro…
Entonces me hicieron unas pruebas allí y “oye, pues tú puedes servir”. Ahí empezó la afición por hacer teatro, primero con marionetas, luego cuando estuve de profesor cogía grupos de alumnos y hacíamos teatro.
P: Más adelante hiciste el servicio militar obligatorio, te matriculaste en Magisterio y ejerciste de profesor. Impartiste clases no solo de mecanografía e inglés, sino también de artes escenográficas. ¿Qué crees que te llevó a dar clases de forma extracurricular? ¿Cómo fueron esas primeras obras?
R: Esto empezó con una campaña que hizo la diputación de Alicante que era “Ojos nuevos para el cine”, entonces hizo una serie de documentos, libretos, folletos…, para que en las clases se impartiera la cinematografía, se diera a conocer lo que era el cine y que los alumnos en estas clases extraescolares pudieran elegir y pudieran estar aprendiendo lo que era el cine, las técnicas del cine, el tipo de película, lo que era el ocho milímetros, el Super-8, el dieciséis… Entonces empecé por ahí a meterme en el cine.
P: Ya que mencionas el Super-8, te quería preguntar cómo son estas grabaciones amateur, cómo es grabar en analógico en contraposición a grabar en digital? ¿Cómo es tener menos presupuesto? Sobre todo por los efectos especiales. Sé que en uno de tus cortos, El Frigorífico (1976), aparece una persona que simula estar congelada. ¿Cómo se hizo?
R: El último plano en el que parece congelado es una foto fija. Se recurre al Photoshop, y se le da una serie de capas en la cual hay aspectos de hielo y entonces se le puede poner, retocar, borrar la parte que sobre… Luego ese fotograma se repite varias veces para dar la sensación de que es el trozo final de la película.
P: ¿Tienes alguna otra anécdota de este tipo de efectos?
R: Anécdotas muchas en cuanto a efectos caseros, rodando en Super-8. El sonido, que lo poníamos aparte con un magnetófono, entonces recurríamos a todos los artilugios y elementos de la cocina: cacerolas, cucharas, cuchillos… Se hacían distintos ruidos, incluso molinillos de café o secadores de pelo, y todo eso hacía que los ruidos se acoplaran a las determinadas secuencias que nosotros considerábamos. Luego los primeros años aún no había ni siquiera la banda sonora que se ponía pegada al Super-8; entonces llevaba un magnetófono grandísimo que era de mis padres y ahí grabábamos el sonido. Luego no estaba sincronizado correctamente, pero, bueno, con eso nos apañábamos.
P: Quiero volver a una pregunta sobre estos primeros cortos, ya con tus alumnos. Hay dos: uno llamado El medallón mágico (1974) y otro, hecho con ACAI, llamado El camello en la bañera (1974). El primero está inspirado en Alicia en el País de las Maravillas.
R: Sí, eran dos cortos. El medallón mágico y Aventuras de Cristina (1973), un año uno y otro año otro. Luego lo que hice fue montarlos juntos para que duraran más, pero esto lo he basado, como has dicho, en Alicia en el País de las Maravillas.
P: ¿De dónde viene esa inspiración? ¿Por qué esa obra y no otra?
R: Una de las cosas que tenemos es el Parque Infantil de Tráfico, donde hay muchos sitios que puedes rodar haciendo como si fuese un cuento. Entonces utilizábamos filtros, que eran papeles de colores en la cámara, para darle un aspecto rojizo o verde, entonces eso hacía que fuese como un cuento.
P: He mencionado antes el ACAI, sobre Diego Amorós García, con quien has colaborado, quien el año pasado presentó un corto llamado La muerte roja (1974). Quería preguntarte si tú lo conocías y qué te parece.
R: Sí, La muerte roja, perfectamente. Además, en casi todos los cortos que hemos hecho el cámara era yo. Entonces vi aquí la película, la ves ahora y dices “podríamos haber hecho algunas otras cosas mejores”. Lo que pasa con el Super-8 es que uno de los problemas que tiene es la luz, porque utilizas película Kodak, donde tenías que jugar mucho con la cámara —no era automática, como ahora—, el diafragma, la velocidad del obturador… para que en escenas oscuras, dentro de una casa, si no estaba bien iluminado, hubiera forma de rodarla.
P: Sobre ACAI, la conoces a través de un anuncio en el periódico. ¿Qué pensaste al ver ese anuncio por primera vez? ¿Cómo fue vuestro primer encuentro?
R: Yo vi el anuncio en el periódico y dije “bueno, pues en lugar de estar ideando mis cortos y haciendo mis virguerías con el Super-8, hay gente que también está haciendo lo mismo y que se ha unido formando grupo”. Entonces llamé por teléfono a Diego, me presenté, quedamos en vernos personalmente, hablamos de lo que hacía uno y hacía el otro, y a partir de ahí me incorporé al grupo, que fue aumentando con muchos colaboradores, sobre todo actores. De ahí arrancó todo el lío este con los cortos que hacíamos.
P: Una vez tuviste ya este grupo, hiciste el primer corto que ya he mencionado, El camello en la bañera. ¿Cómo describirías este corto? ¿Cómo fue el proceso tanto de escritura como de grabación?
R: Bueno, El camello en la bañera era un disparate, si no lo habéis visto, es una serie de sketches que van unidos con un enlace, que luego resulta que es un cartero que va detrás del personaje para intentar darle una carta, y se mete el personaje en una serie de situaciones las cuales aprovechamos para hacer sketches con cosas absurdísimas, desde encontrar una radio sonando enchufada en la arena del desierto hasta un personaje que está con un váter en medio del desierto.
En fin, lo hicimos bastante fácil porque lo rodamos todo en Los Arenales del Sol, que no está como ahora, había unas dunas que eso parecía el Sahara. Fuimos ahí varios fines de semana, se nos iban ocurriendo muchas cosas sobre la marcha: “Oye, ¿y ahora por qué no sale uno con una maleta como el conejo de la película Alicia en el País de las Maravillas, que el conejo iba corriendo diciendo llego tarde, llego tarde”. Entonces aquí salía también un personaje con una maleta y un abrigo en el desierto: “Llego tarde, llego tarde”. “Bueno, pues una cosa hecha”. “Vale, pues ahora, ¿y si sale otro personaje por detrás de una duna y hace tal cosa?”. Y se nos iban ocurriendo así, como una cosa experimental, porque luego tampoco tenía sonido, era mudo y posteriormente pusimos una banda sonora, y ahora si la veis con los retoques nuevos que hay con los medios de ahora digitales es absolutamente distinto.
Hay una anécdota muy graciosa que nos ocurrió creo que en Yecla. Fuimos a la presentación, nos llamaron: “Oye, tenéis un trofeo”. Y cuando llegamos estaba toda la recepción por allí, con sus copas, bebiendo. Nos llaman y nos dicen: “Oye, esta película tiene un fondo político (entonces estaba Franco) que va contra Franco y contra su régimen y os ha salido maravillosa” y nosotros nos mirábamos pensando: “¿Este qué dice?”.

P: Por último te quería preguntar sobre este corto, Después de la boda: ¿Cuál es el núcleo de este corto?
R: Nos basamos en Hitchcock, en la película Psicosis (1960), en la escena de la bañera, donde matan a la chica. A partir de ahí surgió: “Oye, ¿por qué no emulamos la escena de la bañera?”, y de ahí formamos nosotros un guion que es distinto al de Psicosis, pero aprovechamos para hacer un pequeño homenaje a Hitchcock. Entonces este corto es uno de los mejores que he hecho. Si no lo habéis visto, al final vino un premio en Cartagena que recibí y un tercer premio en Alicante, en el Festival de Cine Independiente. Si lo veis ahora espero que os guste.
Más adelante, durante el coloquio aprovechamos para hacer una pregunta de parte del público: qué le diría a los jóvenes que, como a él, les pica el gusanillo de crear arte. Ante esta pregunta, recordó las facilidades actuales de creación de contenido gracias al formato digital. Rafael Pomares es, indudablemente, una marca indeleble en la historia del fantástico ilicitano.
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