19 Nov Ishiro Honda: el hombre detrás del monstruo
Héctor Antón
Este martes, 18 de noviembre, se ha proyectado en el marco de FANTAELX la película Ishiro Honda: Memorias de un director, de Jonathan Bellés, un documental que encaja a la perfección con la temática de esta edición del Festival: la cultura japonesa.
El documental busca reivindicar la relevancia del padre de la leyenda del cine conocida como Godzilla. El evento tuvo lugar a las 17:30,en el edificio Valona. Tuvimos la suerte de además contar con la asistencia del director del proyecto, Jonathan Bellés, doctorado en Cine de Ciencia Ficción Japonés y Kaiju Eiga, uno de los títulos universitarios más raros y guays que existen.

Como ya deja en evidencia el título, el documental se centra en la figura del director Ishiro Honda, un autor reconocido por ser el principal responsable (junto a Eiji Tsuburaya) de la icónica Godzilla, de 1954. Y, por lo tanto, famoso por ser el creador del género cinematográfico del Kaiju Eiga, o cine de monstruos gigantes japoneses, para los amigos. Este logro marcó su vida y sobre todo su trayectoria como cineasta, ya que, a partir del estreno de la película, su carrera se centró casi en exclusiva en las películas dentro del mismo género, casi a regañadientes. Pese a la importancia de este hecho para la vida de Honda, es curioso cómo la pieza de Bellés evita mencionar al monstruo a toda costa. Y lo hace sin éxito, pues es imposible desligar a Honda del lagarto gigante.
He de admitir que yo ya había visto el documental antes de su proyección en el Festival, soy un fanático de los bichos grandes que rompen cosas y se pegan, así que cuando me lo encontré navegando por una plataforma de streaming indeterminada que no ha pagado patrocinio, me lo vi al instante. Al terminarlo me sentí un poco decepcionado, no por la calidad de este, sino porque no es lo que yo quería. Yo me esperaba un repaso de la filmografía de Honda (sobre todo de sus cintas de kaijus) con datos de sus películas que saciaran mi curiosidad. Pero, en cambio, vi un sumario de la vida de Honda junto a testimonios de gente cercana a él. Esto no me desagradó, pero repito, mis expectativas eran otras. Ahora, habiendo revisitado el documental con otros ojos, creo que Bellés acertó con su enfoque del material, ofreciendo una verdadera reivindicación de la persona que fue y alejándose de la perspectiva ya mil veces vista sobre el trabajo y la vida de Honda.
Me parece apasionante la forma en la que se nos va contando la carrera de Honda, desde cómo le nació el amor por el cine tras ver la película alemana El último, de F.W. Murnau, hasta sus últimos años ejerciendo la profesión como ayudante de dirección del mismísimo Akira Kurosawa (quien era un amigo muy cercano de Honda). Agradezco mucho la forma en que en todo momento el documental deja clara la razón por la que Honda se dedicaba al cine: el más puro amor por la profesión. Nada que ver tenían el ego o el reconocimiento, solo el afán de hacer el mejor trabajo posible. Sobre este tema, creo que no hay momento que deje más claro este hecho que la anécdota que cuenta Hisao Kurosawa, en la que él le preguntó a Honda por qué trabajaba para su padre, ya que, si él quería dirigir una película, él mismo podía producírsela, oferta que el director rechazó, ya que creía que ya era muy feliz en su posición actual, además de que aportaría mucho más al mundo del cine ayudando a su padre a rodar. Pese a centrarse en su humildad y pasión, el documental también recalca su gran relevancia cultural, enseñando la gran influencia que ha tenido Honda en la historia del séptimo arte, y mostrando cómo su cine sigue vigente a día de hoy, presente en una comunidad dedicada como pocas.

He de decir que me arrepiento de no valorar en su momento la parte más biográfica del documental. No solo debido a que conocer su vida enriquece mucho más su obra, quiero decir, tanto su paso por la guerra como su relación con su esposa hacen que se entiendan mucho más ciertas características de su filmografía; sino que, aparte de tener una vida emocionante, Ishiro Honda era una persona ejemplar que actuaba bajo unos valores humanitarios excepcionales, guiados por la misión de aportar el mayor bien al mundo. Es enternecedor ver cómo Honda marcó la vida de los entrevistados en el documental (que no son pocos). El propio Bellés dijo más adelante, en el coloquio que tuvo lugar tras la proyección, que siempre lo primero que le decía todo el mundo sobre Honda es que era una persona muy amable, siempre. Ya que menciono el coloquio, durante este se ahondaron (¿Lo pillas? Qué gracioso que soy) varios temas, tanto relacionados con Honda y el kaiju eiga como con la producción del propio documental, entrando en detalles como el proceso de montaje, las dificultades del copyright o la cantidad de metraje que se quedó fuera del producto final (casi 14 horas de contenido inédito). Cabe recalcar que, durante el coloquio, parte del público admitió que el documental les había despertado un interés por el género y la filmografía de Honda, cosa que veo como una gran victoria para Bellés.

Leer buenos libros, hablar con gente buena y llevar a cabo buenas acciones son el camino para ser una persona mejor. Estas son las palabras con las que empieza el documental, palabras que conformaban el mantra que recitaba Honda antes de cada rodaje. La decisión de Bellés de introducirnos en la vida de Honda demuestra la prioridad que tenía el director castellonense: mostrarle al mundo que Honda, aparte de ser un gran artista (que ha hecho mucho más que Godzilla), era una gran persona, cosa que resulta aún más admirable si cabe. Citando una declaración que dio Hisao Kurosawa acerca de su padre y Honda: “Akira Kurosawa era un director excelente, pero, como persona, Honda era muchísimo mejor”.
No Comments