El tiempo pasa, pero está roto

Marina Villalba

Padre, del director italiano Michele Gallone, ha cerrado las proyecciones de cortometrajes en la megascreen del Centro Comercial l’Aljub este 20 de noviembre  las 20 horas.

La historia se sitúa en un futuro que la propia narración muestra como cercano. Francesco se prepara para la despedida de Anna, su hija, que sufre una enfermedad que pronto finalizaría con su vida, y vende el amor que tiene por Anna.

Padre muestra los últimos momentos del padre y su hija y se intercalan escenas de la firma de la venta. En esta preparación para la despedida pasean por la naturaleza como si pareciera un sueño, pero la realidad es que esa felicidad oculta el dolor que ambos sienten: Anna, con su dolor físico y Francesco, que carga con el gran peso de dejarla.

Por la noche, antes de dormir, reflexionan sobre el reloj de bolsillo roto que Francesco le había regalado a Anna. Le había planteado la duda de mantenerlo o repararlo. La niña le contesta que no quiere arreglar el reloj, sino que se quede como está. Gallone utiliza el reloj como objeto simbólico del paso del tiempo, pero, por la rotura, es más una pausa entre la vida y la muerte para Anna y una preparación para un cambio de etapa en el caso de Francesco. La pequeña decidió no arreglar lo que estaba roto porque ella terminaría, tristemente, pronto.

El diálogo acompaña a lo que se ve. No es excesivo, sino escaso, suficiente para entender lo esencial. Gallone lo completa con la expresión de la imagen, la iluminación y la escala de grises del cortometraje. Esta elección de imagen, actualmente, se suele emplear para retratar recuerdos o el propio pasado, por lo que la perspectiva de Francesco es una mezcla de ambas características que se convertirían en su visión después de haber vendido el amor y de que su hija falleciera.

La venta de emociones muestra cómo el padre quiere deshacerse de aquello que le dolerá cuando no esté a su lado: el amor. Un relato para evitar la pérdida sentimental de alguien tan cercano como una hija.

“El dolor es mejor que el vacío. Aprovéchate de ello” es una de las justificaciones que le dan a este negocio. Por mucho dolor que uno sienta, el vacío que deja la separación es inimaginable si no se ha experimentado antes y también es diferente en cada individuo. Aun así, todos compartimos ese sentimiento hueco.

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