21 Nov La casa en el árbol, la idea en el papel, con Luis Calderón
Zoe Montilla
FANTAELX ha tenido este jueves día 20 el honor de proyectar una nueva película independiente de terror, La casa en el árbol. Se trata del primer largo del director Luis Calderón, conocido previamente por su corto Sabbat.
Su largo junta muchos subgéneros del terror, todos necesarios para potenciar el mensaje y la estética del filme. Aunque no ha sido posible su atención al evento, se ha dado la oportunidad de entrevistar a Luis Calderón telemáticamente.

P: Enhorabuena, no solo por tu trabajo en la película La casa en el árbol —que, por cierto, me ha gustado mucho—, sino también por haber sido elegida en la sección de largometrajes a competición de FANTAELX.
R: Muchas gracias. La verdad, estamos muy contentos. Me alegro mucho de que te haya gustado. Es una peli un poco controvertida y creo que es importante que guste y que se vea con la finalidad para la que la hemos hecho.
P: Una cosa que se nota en la película es que hay muchas referencias a cine clásico de terror. Por ejemplo, la protagonista, Ale, tiene una camiseta que sale en Halloween 4: El Retorno de Michael Myers, hay un póster de Gremlins 2, hay un plano similar a otro de La matanza de Texas… Tienes mucho cariño al género, ¿de dónde viene este amor?
R: Lo hemos intentado, la verdad es que a mí me gusta mucho el cine slasher desde siempre y soy muy enamorado de muchos directores que se dedican al género. Por ejemplo, la camiseta de Halloween 4 tiene un mensaje contra la policía de Estados Unidos y me gustaba mucho cómo quedaba en cámara. Como esa referencia, hay muchas otras. También hay referencias más ocultas que me sirven a la hora de salir de atolladeros: “¿Cómo resuelvo el segundo punto de giro? ¿Y la segunda pinza del nudo?”… Es interesante siempre poder recurrir a los clásicos, poder recurrir a las películas que lo han hecho antes que tú, para ver por dónde salir, usando sus recursos.
P: Sí, se nota que tienes muchos referentes tanto estéticos, como en guion y trama… ¿Podrías mencionarnos algunos y cómo te han inspirado?
R: Realmente La casa en el árbol es un “rombo” de referencias. Cuando empezamos a trabajar en la peli, siempre quisimos en primer lugar conseguir una estética entre el neo-slasher de los noventa con la estilización del ahora llamado elevated horror, darle ese toque de cine de autor que también es muy de aquí, de España, tiene referencias muy españolas. Podríamos hablar en primer lugar de ese tipo de cine. Después, a nivel emocional, para mí era muy importante el drama de La casa en el árbol, todo el cine de Shyamalan de su primera época para mí ha sido muy importante. Esa mezcla de terror con drama, como hace Mike Flanagan en The Haunting of Hill House, me gusta mucho. En la primera parte del rombo tendríamos esa corriente elevated horror, como ahora te hablo del terror emocional; en la otra tendríamos el neoslasher y el cine de terror de la primera parte de los 2000, el cine de terror francés, Frontière(s), Alta tensión, películas muy salvajes, muy europeas también. Tienen un aire que se podría ver, por ejemplo, en el Festival de Sevilla, del que venimos ahora mismo. También para mí era muy importante tener un ritmo muy marcado en la película. Soy muy fan de cómo Christopher Nolan crea sus ritmos y cómo en su cine hay pausa, pero siempre con un ritmo marcado. Para mí era muy importante que La casa en el árbol te intentara atrapar rápido y te enganchara. Básicamente, ese es el rombo de referencias que hemos podido tocar en la peli.

P: Has mencionado que la película es controvertida, ¿cuál es el mensaje que quieres dar acerca de los temas que esta trata?
R: Nuestra idea con La casa en el árbol es mandar un mensaje de empatía. La película habla sobre la identidad y para mí era muy importante hacerlo siempre desde el respeto. Básicamente creo que La casa en el árbol es un survival con elementos slasher, y con elementos del rape and revenge. Esos tres subgéneros que nacen al albor del cine de finales de los setenta con políticos como Margaret Thatcher o Ronald Reagan en el poder, forman parte de un cine aleccionador: “No mantengas relaciones sexuales fuera del matrimonio o morirás”, “no te drogues o morirás, vendrá Jason a por ti”. Entonces, es verdad que La casa en el árbol intenta reflexionar sobre esos conceptos sobre masculinidad o leve misoginia inherente al hecho del psycho killer que persigue y que intenta destruir a esa presencia femenina, esa final girl. Yo quería reflexionar sobre el concepto de final girl, en nuestro caso, nuestra final girl lo es porque ella decide serlo y creo que nuestro villano representa algunas de las partes más oscuras de la masculinidad.
P: En esta película cuentas con el debut de Apolonia Lapiedra fuera de la pornografía, que acompaña al personaje de Mala Rodríguez, cuyo personaje sigue un arquetipo de bruja. ¿Cómo surgió este personaje?
R: Nosotros abanderamos un movimiento que se llama el poor cinema que sería “el cine de los pobres”, que viene a decir que la gente joven que no ha podido hacer estudios en la ECAM o en la ESCAC, por ejemplo, pueda hacer películas igual que alguien que sí. Las primeras que se sumaron al proyecto fueron La Mala Rodríguez y después Apolonia que tuvo ese pequeñito papel. Para mí era muy importante traer a personalidades que ya son fuerzas en sí mismas: para mí La Mala ya era ese personaje. Es cierto que que Mala Rodríguez y Apolonia estuvieran en la peli nos abrió puertas a nosotros como productora, ya que éramos desconocidos, hizo que el proyecto interesara. Creemos que traer a estas personalidades de fuera les permite a nuevos directores o nuevas productoras poder acceder al sistema. Es importante este tipo de “tácticas”, sobre todo para mí, porque eran fuerzas en sí mismas y nos abrían puertas desde el desconocimiento de nuestra productora.

P: ¿Qué consejos puedes dar a alguien que tenga afán por hacer películas y quiera saber cómo llevar a cabo una producción como esta?
L: La realidad es la siguiente. El libro de Blake Snyder ¡SALVA AL GATO!, te lo recomiendo mucho. Trata sobre cómo hacer guiones, habla de la importancia de los “cebos”: todo el mundo dice “la nueva película de La Mala Rodríguez”, pero eso es lo que nos ha permitido poder contar la historia de Ale. Entonces, a veces, hay que entender la comercialidad así. “No sabéis quién soy yo, pero tengo estas personalidades que ya están dentro del proyecto”, y así es cómo se nos abre la puerta de País Vasco y de la ayuda del gobierno vasco.
P: Salir ahí fuera, básicamente.
R: Sí, si quieres hacer una película, escribe un guion, más importante que hacer cortos, y muévelo con gente que esté ya dentro. Siempre hay que echarle un poquito de cara, buscar formas de que te tengan en cuenta.
P: Hablando de actores, el de Drago es muy bueno, ¿cómo es trabajar con un perro en el set de rodaje?
R: La verdad es que mis productoras me dijeron que no lo hiciera, que un perro siempre traería muchos problemas, pero fue un miembro del equipo genial. A mí me encantan los perros, la verdad. Tengo una a la que adoro, a Mia. El perro estuvo, durante todo el rodaje, “mejor que en brazos”, que se dice en Sevilla. Fue genial e hizo todo lo que necesitábamos.
P: Has dirigido muchos vídeos musicales, ¿qué es lo que más te gusta de hacer videoclips?
R: Siempre que alguien quiere dirigir cine se empieza haciendo cortos, que a mí me parece un formato superguay, pero es cierto que a veces en el mundo del corto hay que invertir mucho dinero propio, y es costoso poder hacer uno tras otro. Yo encontré en el mundo del videoclip un lugar donde poder desarrollar mis historias para otros artistas, pero financiadas por los propios artistas o por las discográficas. Creo que el videoclip es un buen campo de prueba a la hora de contar historias, de poder trabajar con cualquier tipo de equipo técnico o cámaras del mercado. En el mundo del videoclip descubrí los objetivos y la cámara con los que rodé La casa en el árbol. En este caso fue una Arri Alexa LF y los orion anamorphics, que descubrí rodando un videoclip de Macaco. El mundo de los videoclips te ayuda mucho a poder contar historias sin tener que financiarlas tú mismo o, en el caso de cuando eres joven, sin tener que hipotecar a tu familia. Es verdad que los videoclips son más bien música con imagen y el corto es más parecido al formato cinematográfico, pero es cierto que ninguno es un largometraje. Yo opino que el corto es un formato en sí mismo, puedes hacer un gran corto, pero no sé cómo eres capaz de gestionar un largo de 90 minutos. Creo que en el videoclip tenéis un gran formato para explayaros, pero lo más importante que decirle a la gente joven es “escribid un guion” y a partir de ahí intentad producirlo con uñas y dientes
P: Por último, ¿tienes un futuro proyecto en mente?
R: Estamos ahora mismo con varios proyectos, estoy escribiendo largometrajes. Uno de ellos, superenfocado en el cine de terror, y otro más enfocado en el final de la dictadura franquista y también es una historia de terror, en ese ámbito. Estamos muy avanzados en un documental sobre una madre fundadora, que puede ser muy apasionante.
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