Todo el mundo sabe quién es Godzilla y fuera de Japón pocos saben quién es Ishiro Honda

Héctor Antón

FANTAELX ha recogido la proyección de Ishiro Honda: Memorias de un director, un documental dirigido por Jonathan Bellés, con quien hemos tenido la oportunidad de hablar sobre su trayectoria y su conexión con Japón.

P: Tus documentales —sobre todo, tus dos últimos— se nota que vienen de la pasión y el cariño que tienes por el kaiju eiga. ¿De dónde nace esa pasión?

R: Es una pregunta larga de responder, pero intentaré sintetizar. Desde muy pequeño el cine me ha gustado mucho, especialmente lo que yo siempre veía eran documentales. Pero cuando descubrí el cine, digamos, “de dinosaurios”, me encantaba. Yo quería ser paleontólogo de pequeño, de hecho. Y esa mezcla de dinosaurios con el cine más del género de catástrofes fue una cosa que me gustaba mucho de pequeño. Cuando esa combinación se creó, que fue Godzilla, ya cuando tenía 8-10 años, eso fue lo que básicamente me enamoró. Qué otra cosa también me gustó mucho de este cine: pues como estaba hecho. La fisicalidad, del que era todo artesano, hacía que fuera algo que yo de niño podía imitar. Entonces, yo en mi casa, con mi hermano, creaba mis maquetas de Tokyo, de Nueva York, de edificios. De hecho, mis padres se pensaban que yo sería arquitecto, porque me pasaba todo el tiempo haciendo edificios de cartón. Y luego lo destruía porque venía Godzilla. Y luego lo grabamos. Era toda una aventura. Y eso, el cómo estaban hechas hacía que las pudiera recrear en mi casa, a mi forma. Tanto dibujándolos como construyendo esas maquetas que yo destruía con mis muñecos de Godzilla, que, bueno, solo tenía uno. En aquella época no había internet, así que era complicado conseguir estos juguetes. Y fue con esa expansión que supuso ese Godzilla del 99, la de Emmerich, que salieron esos juguetes, tanto de la versión americana como de la del Godzilla japonés, de la serie Heisei, que llegó a España algún modelo. Entonces fue cuando empecé a descubrir más sobre este universo de monstruos japoneses.

P: Y a día de hoy, ¿qué le ves de especial a esta clase de cine?

R: Yo creo que por una parte es lo que ya te he dicho: que todo es analógico, el cómo está hecho, lo muy disfrazado y cómo ha avanzado esa tecnología a día de hoy. Yo creo que eso es lo que más me atrae actualmente. Guillermo del Toro lo decía con su película Frankenstein, por ejemplo, él mandó construir ese barco de la película. Un barco que es como un protagonista también. Y ese barco, no sé si en su totalidad, ha sido construido de forma real. Él decía que tenía que ser real porque la gente no puede ver CGI en un barco, es un personaje más, por lo tanto, tiene que ser tangible, tiene que ser real. La gente va a creérselo porque tiene un peso, un volumen, una luz que le incide y es real. No es un videojuego. Entonces, el Tokusatsu nace así, y lo tenemos muy interiorizado así. Yo me crie desde la ejecución de esas películas del Tokusatsu. Bien es cierto que hoy en día ya hasta los japoneses han prescindido de eso. Yo estuve en 2014 en los estudios Toho por primera vez y ahí tuve la oportunidad de ver una de las piscinas donde rodaban las pelis de Godzilla, de las pocas, solo tenían dos. Una era la grande, la llamada Pearl Harbor, utilizada por Tsuburaya, esa sí que murió en 2004. Y ya en 2014 solo quedaba una pequeña, actualmente no sé si está, porque estuve en Toho hace unos años, pero no sé si estuve en esa parte, no sé si aún existe. Pero fue un claro ejemplo de ver cómo aquella forma de hacer cine, a día de hoy, ya no se apuesta, se está extinguiendo. Tenemos Shin Godzilla, que mayoritariamente es CGI. De hecho, se construyó un animatrónico del busto de Godzilla, que Anno lo descartó por CGI. Mejor o peor, no lo sé, al final lo importante es la historia, cómo se ejecuta dependerá un poco de los artesanos y los artistas que trabajan ahí. 

P: Ya que mencionas tu viaje a Japón, tus dos últimos documentales se desarrollaron en gran parte allí. ¿Cómo fue la investigación en Japón? ¿Te encontraste con dificultades?

R: Empezó porque en 2012 me matriculo en mi Doctorado. Y un poco empujado por lo que fue mi director de tesis doctoral, el que fue mi profesor de narrativa clásica en la universidad. Y él digamos que me retó, me dijo: “Si tú quieres que yo sea tu director de tesis, tendrás que irte a Japón y hacer una investigación de campo”. Y aquello empezó así, y digamos que ya no fue solo una investigación de campo, sino que fue la realización del documental de The Dawn of Kaiju Eiga, sobre Godzilla. Y eso fue un poco como inicio en una etapa más adulta: de unas maquetas que hacía con mi hermano a algo mucho más adulto, profesional. Y lo de los japoneses ha sido y es un poco complicado algunas veces, sobre todo por el tema de culturas diferentes. Ellos al final trabajan mucho con la confianza de otro japonés. En este documental al menos ha sido más fácil porque ya había hecho un camino con el otro documental de Godzilla que hice en 2014, entonces ya me conocían, así que ha sido un poco más sencillo acceder a ciertos materiales y a ciertas personas a través de esas otras personas que conocí hace diez años. 

P: El último documental que has hecho ha sido sobre Ishiro Honda, uno de los padres de Godzilla. ¿Qué crees que fue lo más importante que aportó Ishiro Honda a la creación de Godzilla?

R: Él se tomó los monstruos como algo serio, algo que muchos cineastas en Norteamérica, incluso en Japón, no se tomaban. Él se encargó de darle una personalidad, es verdad que Tsuburaya era también muy importante, porque al final era la persona que se encargaban de dirigir esas escenas (las de Godzilla), pero Ishiro Honda era una persona seria, que se tomaba esas películas de forma seria. Por muy ridícula que fuera la historia que tuviera que dirigir, se lo tomaba en serio. Yo creo que eso es lo que le distingue, su valor añadido frente a otros cineastas de su género.

P: ¿Por qué decidiste dejar de lado a Godzilla para el documental sobre Ishiro Honda?

R: Porque su propia creación le ha eclipsado, básicamente. Todo el mundo sabe quién es Godzilla y fuera de Japón pocos saben quién es Ishiro Honda. Incluso Guillermo del Toro, otra vez referenciándole, en su película Pacific Rim le hacen un pequeño tributo a sus películas, al final de los créditos, con una dedicatoria. Yo creo que es importante no olvidarle, porque dirigió el kaiju eiga, pero también hizo otras cosas. Además, es importante conocer su historia para entender a su Godzilla, su Godzilla del 54. El otro Godzilla ya es una mutación infantil guiada por ciertos intereses económicos. El mismo Ishiro Honda muchas veces no estaba de acuerdo con lo que se hacía. Tsurubaya tenía su equipo de efectos especiales, grababa sus escenas (Ishiro Honda ni siquiera estaba delante) y muchas veces se saltaba el guion, así que muchas veces hacía cosas que cuando Ishiro Honda lo veía en la sala previo al montaje se enfadaba bastante con el primer borrador de la película. Pero no hacía gran cosa, él seguía adelante, ya que era muy comedido. Se me ocurre la película de Los monstruos invaden la Tierra, en esa hay una escena donde Godzilla salta y baila, eso no estaba en el guion escrito, uno de la Toho se lo dijo a Tsuburaya y Tsuburaya ejecutó. Y cuando Ishiro Honda lo vio en el montaje le dijo a Tsuburaya: “¿Esto qué es?”. Muchos años más tarde, en los 90, le hicieron una entrevista y dijo que él estaba totalmente en contra de aquello. No le gustaba porque Godzilla era algo serio, no era algo infantil.

 P: Dentro de su filmografía, fuera del kaiju eiga, ¿cuál dirías que es la más interesante? 

R: Yo te diría que The Blue Pearl, su ópera prima como director. Porque estuvo en la guerra durante mucho tiempo, así que no pudo hacer cine hasta muy tarde, bastante mayor, de hecho. Es una película que afortunadamente tenemos subtitulada al inglés y yo creo que ese es su sello. Yo creo que, si tuviera esa película junto a un documental que hizo que se llama Ise-shima, tienes a Godzilla.

P: Antes ya has hablado de cómo Godzilla le eclipsó. ¿Sabes cómo le sentó esto?¿Tuvo algún proyecto que no pudo desarrollar por esto mismo?

R: Como cualquier estudio de la época, cada director tenía un margen de propuestas de ideas, como tratamientos de película, tanto de ficción como documental. Ishiro quería hacer documentales, y llegó a hacer dos. Uno de ellos está desaparecido y el Ise-shima se pudo mantener y se puede ver fácilmente en japonés. Y sí, Ishiro Honda trató de hacer otras cosas fuera de Godzilla, pero Tojo no le dejó. Digamos que no confiaba en otro director para esa clase de proyectos. Porque al final del día era un director de éxito, era taquillero. Generaba muchos ingresos a la compañía, nacional e internacionalmente, si eso funcionaba bien, Ishiro Honda hacía esas películas. Hasta donde yo sé, todos los documentales y ficciones propuestas posterior a Godzilla eran rechazadas. Básicamente le hicieron ghosting.

P: ¿Tienes pensado hacer algún otro documental?

R: Te diría que por ahora no. Me quiero centrar en este todavía, que aún tiene vida de festival. Y, bueno, si es por tener otras ideas de documentales, por supuesto. Esta no es idea propia, pero mucha gente me dice: “Pues un documental de Ultraman estaría muy bien, ¿no?”. Pero, claro, tener que lidiar otra vez con los japoneses… Es complicado. Necesito un poco de tiempo de desconexión. Hay que tener en cuenta que el corto de Godzilla me llevó bastantes años para completarlo; este no, al menos. Pero, aun así, entre uno y otro hubo varios años de descanso hasta el siguiente. Aún es pronto para decidir otro proyecto.

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